sábado, 7 de enero de 2012

el dilema de la dispersión

Ahora que siento ganas de expresarme y que he conseguido adquirir cierto hábito para escribir, me vuelvo acaparador y excesivamente disperso. Quiero escribirlo todo a la vez, unos poemas por aqui, unas opiniones por allá, repaso viejos intentos noveleros, (que quedaron en ínfimos juegueteos de ello), pero todo me parece susceptible de ser llevado a mis fantásticas imaginaciones, que tal vez sea lo mejor en sí mísmo que me da el escribir. Pero me vuelvo vanidoso, inquieto, y encerrado en mi pensamiento, constantemente obsesionado por la intención de escribir esto o aquello, de este o de la otra manera.

Me pasa cuando leo, por ejemplo ahora me estoy leyendo El juego del Ángel, o lo que es lo mismo la segunda parte de La sombra del viento, un libro que me llenó con su intrigante trama argumental, igual que hasta el momento lo está haciendo el juego del ángel. Por otro lado tengo a dos poetas que me dan sus poemas, Antonio Machado y Oliverio Girondo. Además me estoy leyendo una serie de monólogos emitidos en antena y escritos por el mismísimo Andreu Buenafuente. Los voy alternando me gusta intercambiarlos y usarlos para el instante apropiado.

Como tengo poca personalidad, y casi todo lo que leo es mejor de lo que yo soy capaz de escribir, suele ocurrir que de lo que leo me inspira a crear yo mismo, igual a un efecto reflejo, y cuyo reflejo es difuminado y borroso. Me alimento de las lecturas para tener un estado de ánimo u otro. Y como quiero hacerlo todo a la vez, me entorpezco a mi mismo, y me convierto en el peor enemigo de mi. Pues soy capaz de sabotear cualquier intento de hacer algo en serio de una vez, de apostar por mi en algo.

Cuando pienso en genios como Mozart o Kafka, entre muchos otros que perecieron en la miseria, aferrados a su herramienta de expresión, más allá de cualquier obstáculo, creo que no tengo derecho a rendirme, no tengo derecho a dejar de luchar por mis sueños. Esto es un sueño hecho realidad. La posibilidad que tenemos los que deseabamos escribir,  de poner algo disponible para ser leído y recibir el beneplácito  o la crítica, o cualquiera que sea la reacción del lector.

Los grandes genios estás por encima de los éxitos o fracasos, son guiados por una fuerza inquebrantables, por una superioridad  y energías distintas de las de nosotros humildes humanos. La eternidad se sus obras y sus nombres laureados y repetidos hasta la saciedad, lleva  la vergüenza a la memoria de aquellos que permitieron la miseria de los Dioses de las Artes

1 comentario:

  1. Pues espero que sigas con tus reflexiones, con tus escritos y con tus poemas.

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Desembrollando madejas. Lucha conmigo.

  Ya empezamos otra vez a intentar desentrañar la cuestión esencial, recobrando una maldita disposición a encontrar algún sentido inapelable...