miércoles, 14 de junio de 2023

Desembrollando madejas. Lucha conmigo.

 Ya empezamos otra vez a intentar desentrañar la cuestión esencial, recobrando una maldita disposición a encontrar algún sentido inapelable, que confiera a la locura del existir, algún tipo de cimiento sobre el que edificar algún legado aprovechable para mi principalmente, y luego puede que alguien se sirva de algo para confirmarse o negarse o poner en duda alguna certeza.

Pruebo con la escritura como elemento sanador, ejercicio en si mismo meditativo y exigente de mi concentración, tan dispersada en múltiples pantallas publicitantes, llenas de constantes estimulantes, tan convulsa en la perversidad sonora de las ciudades que no duermen casi nunca.....algo me ayuda estar aquí sentado pero reconozco que  aunque en mi cabeza rueden destellos de aquello o lo otro que se me ocurre pueda tener algún interés en que lo deje por escrito, no suelo tener la determinación o la motivación suficiente para sentarme a escribir.

Sin embargo esta boca de la noche quebrada del verano que se le viene encima, me susurra en la cabeza incesantemente y mi cuerpo ha obedecido y sentenciado, que sí, esta noche habrá fiesta de algunos minutos más o menos considerables: para dedicarme a algo realmente apasionante, silencioso y la vez poderoso, este rato en el que me indago e intento penetrar hasta las tripas, de una manera generosa sin prejuicios ni vanaglorias, siendo lo que soy, dentro de mi nublada por supuesto, objetividad.

Sintiéndolo mucho, o tal vez no tanto no hallaré ninguna respuesta, ninguna cuestión habrá sido solventada, como siempre lo escrito servirá para poco o nada, mucho menos recubierto del ostracismo clásico voluntario; pero lleno de convicciones en cuanto a la mentalidad que en muchas personas de mi entorno se hallan, reconociendo que yo también tengo mis debilidades, mis oscuridades, pero entendiendo que la sensibilidad que me fue entregada tiene un sistema diferente de entender las valoraciones humanas. Bueno digamos que hay muchxs individuxs que para mi son insorportables (seguramente yo también lo seré para bastante gente)

Pero bueno esto no es ninguna catástrofe en absoluto, hay otra mucha gente con la que empatizar, y por la gente que a mi modo egoísta quiero, merece la pena derribar el odio y salir a combatir, ya sea con las letras con la música con lo que se pueda, a luchar por el mundo en el que con todas sus consecuencias hemos venido a habitar. Porque una cosa es obvia, lamentándolo mucho por los humanos que requieren una estabilidad para existir, el mundo es cambiante, y de la noche a la mañana pueden suceder cambios que lo pongan todo del revés, y también que el terreno recuperado en el ámbito de las ideas puede retrotraerse y recobrar pasados reflejos que parecían ser superados ya, sino se lucha y se deja en manos del azar.



2 comentarios:

  1. Guarecerse en las tormentas, surfear las olas bravas, puede ser una buena y divertida respuesta. Saludos!

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  2. ¡Un rayo de brillantez! Tu publicación es reveladora y está bien elaborada. Gracias por compartir tu valiosa perspectiva.

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Desembrollando madejas. Lucha conmigo.

  Ya empezamos otra vez a intentar desentrañar la cuestión esencial, recobrando una maldita disposición a encontrar algún sentido inapelable...