Yo que quise vivir en los álamos
acabé rendido a la urbe,
al semáforo, autobús de línea,
a los comercios, ala misantropía.
Parecíamos más listos, éramos prepotentes,
libros por aperos de labranza,
sirenas por cantos de aves,
silencio por murmullo interminable ,
excitadas intercomunicaciones abusivas
por la serenidad en el iris.
Entonces nos alcanzó una gran depresión
nos llegó por sorpresa
nos pilló en bragas
nos operó sin anestesia
y nos dejó sin alma
y nos entregó un "irrefrenable" vacío
nada virtual.....
No podíamos dormir
nos sentíamos" inabarcablemente" solitarios...
Los alimentos eran venenos
las relaciones destructivas
la insatisfacción en cuarto creciente
el fracaso se medicaba a manos llenas..
Y la incapacidad de no poder hallar
la puerta por la que traspasar
esa grave dolencia
que se entreteje en nuestros corazones.
Aún teniéndolo todo....
Qué es lo que de verdad tenemos...
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